Armas – Revista Militar

Vida Democrática, Imposible sin la Institucionalización del Ejército

Entrevista con los historiadores Bernardo Ibarrola, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; y Daniel Santander, profesor del Colegio de Defensa Nacional y de la Universidad Anáhuac.

Los historiadores Bernardo Ibarrola y Daniel Santander señalaron que el Estado mexicano tuvo un largo proceso para consolidar e institucionalizar a las Fuerzas Armadas desde su independencia. Este complicado reto se reflejó en los constantes levantamientos armados en el siglo XIX y la confrontación del poder de los caciques y los caudillos contra el gobierno federal. Por ello, uno de los grandes logros de la Revolución Mexicana fue la institucionalización militar, pues permitió pacificar y dar continuidad al proyecto republicano y democrático del Estado hasta nuestros días.

Con la caída de Francisco Madero y la traición de Victoriano Huerta que arrastró al Ejército federal, fue evidente para los líderes revolucionarios que era necesario institucionalizar a las Fuerzas Armadas para consolidar el poder civil.

Ante ello, primero se inició el proceso de “institucionalidad militar, en 1913, con la fundación del Ejército Constitucionalista por Venustiano Carranza; y la política se inició cuatro años después con la promulgación de la Constitución de 1917”.

Bernardo Ibarrola precisó que Carranza pretendió dar una “estructura formal e institucional a un cuerpo militar nacional que lo alejara de los intereses de grupos militares específicos”. Así, “antes de la institucionalidad política, primero se dio la militar.”

El historiador de la UNAM aseguró que el proceso de institucionalización comienza a gestarse en 1913. Desaparecen las estructuras del Estado anterior y del ejército federal en 1914. Es a partir de 1916 que se inicia el proceso de institucionalización.

Aseveró que al tiempo que se crean las Instituciones militares, las unidades revolucionarias se suman al Ejército Constitucionalista, el cual unifica en una sola estructura a las fuerzas revolucionarias, instituciones que dependen del Estado de manera directa.

En este proceso nace y se consolida el Estado mexicano, pues “tiene el control militar, el control de la violencia institucionalizada”, explicó Daniel Santander, de la Universidad Anáhuac.

Agregó: “Antes de 1913, el Estado, al no tener el control de la violencia, la Constitución se rompía con los ciclos armados”, por lo que el “control de la violencia se logra con la fundación del Ejército constitucionalista en 1913”.

Al respecto, Bernardo Ibarrola comentó que si bien mucha gente estaba dispuesta a levantarse militarmente contra Huerta, el estado de Coahuila era el único que replantea un orden constitucional nacional.

Los carrancistas, explicó, se llaman constitucionalistas porque quieren rescatar el orden Constitucional previo, roto, de 1857. “Terminan creando un nuevo orden constitucional del país”. En cambio, los estados de Sonora y Chihuahua plantean rebeliones e inconformidades desde la perspectiva estatal, contra el rompimiento legal del centro, pero “impulsaban el cuidado de la soberanía estatal”, no el nacional.

“El historiador de la UNAM, Bernardo Ibarrola, aseguró que el proceso de institucionalización de las fuerzas armadas comienza a gestarse en 1913. Desaparecen las estructuras del Estado anterior y el ejército federal en 1914. Es a partir de 1916 que se inicia el proceso de institucionalización”.

Díaz arbitraje confederal permanente

Bernardo Ibarrola desmintió la idea de que Porfirio Díaz creó un Estado-Nación tal y como lo conocemos hoy en día, ya que integró una “especie de árbitro confederal permanente”, aunque “sí erigió un sistema político que funcionó”.

Ejemplo de ello es la campaña militar de Tomóchic. En 1891 el ejército federal ataca al pueblo. El historiador se preguntó ¿Cuál ejército?

Daniel Santander se preguntó ¿por qué perdió un supuesto ejército federal moderno, fuerte, profesional, contra un ejército revolucionario no profesional, escasamente armado? Él respondió: “tiene que ver con el mito de la modernización, del poderío del Ejército federal; y porque no existía una institucionalización de largo aliento de las Fuerzas Armadas”, en el Porfiriato.

“Carranza es el primero que piensa cómo debe reestructurarse la relación Ejército-Estado. Con un ejército popular que viene de la Revolución, no de la consolidación de élite”.

Ejército profesional, aporte de la Revolución

La Revolución rompió con el régimen porfirista. Trajo cambios en lo social, derechos de trabajadores, pero sobre todo un nuevo ejército profesional que no había en la historia de México, apuntó el historiador Santander.

Bernardo Ibarrola explicó que la formación del Estado nuevo inicia con Carranza. Es el primero que piensa cómo debe reestructurarse la relación Ejército- Estado. Con un ejército popular que viene de la revolución, no de la consolidación de élites que toman el control del Estado, y terminan por controlar al país, como fue el caso de Porfirio Díaz, quien tenía una idea comparable con países latinoamericanos de la época. Un Estado con un ejército de élite.

El Ejército se forma de abajo para arriba. Con la revolución no se puede pensar en un ejército que no sea popular, primero en su composición, por los soldados, y por la eliminación definitiva de la leva. Así como por la apertura de escuelas militares, con vocación popular. No son escuelas para ricos.

Bernardo Ibarrola agregó que la relación civil-militar es otro elemento central. “Con Plutarco Elías Calles las cosas se van resolviendo. Es asesinado Obregón, pero Calles ejerce informalmente el poder durante algunos años más.

Fin de los caudillos e inicio de las instituciones

Bernardo Ibarrola explicó que Álvaro Obregón era un dictador en ciernes, moderno, no como Díaz, con partido de masas, con organizaciones obreras y campesinas que lo respaldan. Era un caudillo.

Con Calles las cosas se van resolviendo, quien en su último informe de gobierno, dijo: “Es el final del tiempo de los caudillos y es el inicio de las instituciones, precisó Ibarrola.

“En este proceso de Institucionalización nace y se consolida el Estado mexicano, pues “tiene el control militar, el control de la violencia institucionalizada”, aseveró Daniel Santander”.

La institucionalización del Ejército

Daniel Santander comentó que el proyecto nacional inició con las Fuerzas Armadas y posteriormente se plasmó en la Constitución. Esto permitió un proceso de desmilitarización de la política y el inicio de la democracia. 

Esgrimió varios indicadores para explicar este fenómeno, por ejemplo “en 1917, ya con el triunfo de la Revolución, cerca del 70% del presupuesto federal se destinaba al pago de soldados que se rebelaron contra el gobierno de Díaz para evitar que tomaran nuevamente las armas”.

Gracias a la institucionalización y desmilitarización, “a pesar de que México destina uno los menores presupuestos a nivel internacional a sus Fuerzas Armadas, con cerca del 0.4 a 0.6% del PIB, no se pone en duda la supremacía del poder civil o la estabilidad del país”.

Asimismo, explicó que con el triunfo de la Revolución, Joaquín Amaro es el artífice del proyecto con la Ley Orgánica del Ejército de 1926, la reapertura del Colegio Militar y la formación de las primeras generaciones de soldados profesionales. Lamentablemente, los constantes intentos de derrocar al gobierno constitucional por la vía armada —rebeliones armadas de 1923 y 1927— evitan que se culmine el proceso.

A pesar de la gran valía del proyecto original del general Joaquín Amaro, dos aspectos fundamentales quedaron pendientes: la Inspección General del Ejército y la Intendencia General del Ejército, dijo Santander. “La primera, buscaba crear una vigilancia interna para evitar nuevas sublevaciones de tropas y asegurar la lealtad institucional y la segunda, centralizar y garantizar el control del dinero, los pertrechos de guerra y la logística”.

El historiador de la Universidad Anáhuac expone que, por ello, “la creación de la Inspección y la Intendencia General culminan el proceso de institucionalización del Ejército con Lázaro Cárdenas como secretario de Guerra y Marina en 1933”. Justamente, ambos controles internos son lo que permiten a Cárdenas, cuando es presidente, salir victorioso del enfrentamiento contra Calles en 1935-1936 quien era considerado “El jefe máximo” y controlaba el antiguo PNR. Durante la disputa, Calles intentó sublevar a mandos militares sin éxito, mientras que Cárdenas, en respuesta, depuso a 14 gobernadores y logró romper con el control personal caudillista de Calles sin levantamientos armados.

A partir de ese momento siguieron los problemas políticos internos en México, pero se terminaron los levantamientos armados. Así, el proceso se culminó en el Cardenismo y permitió la estabilidad del poder civil y el inicio de la democratización del Estado mexicano, explicó el historiador.

Supremacía de lo civil, sin riesgo

Daniel Santander explicó que, a partir del triunfo de la Revolución, la supremacía de lo civil ya no se pone en riesgo, porque hay una base profesional del soldado, del militar, hacia el bien común, no a los intereses particulares o personales.

 En ese entonces emergen las primeras generaciones del Heroico Colegio Militar (HCM), el cual reabrió Joaquín Amaro. La doctrina de ayuda a la sociedad queda interiorizada en los nuevos mandos militares que asumen puestos de toma de decisiones del nuevo Estado. La profesionalización, explicó, no solo es abrir escuelas del HCM, la Escuela Superior de Guerra, sino el adoctrinamiento y la misión social. Enseguida viene la modernización y la transferencia de nuevo equipo con Ávila Camacho y la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la lealtad es el eje de la institucionalización, el tipo de proyecto militar y cómo lo lleva a cabo.

Al respecto, Bernardo Ibarrola aseguró que la profesionalización tiene una esfera militar, entiende su vida, su trayectoria, su futuro dentro de la institución, no fuera de ella. Los egresados del HCM, de la Armada, de la Guardia Nacional obtienen una validación política de los grados, pues el coronel debe ser ratificado por el Senado, acotó. “Es central porque les da identidad. Al sistema político les permite utilizar esa esfera política de manera virtuosa”, explicó Ibarrola.

Fuerzas Armadas, garantes de la democracia

Daniel Santander afirmó que este proceso de institucionalización es la base de la actual Democracia en México, “pues permitió que las disputas políticas no se resolvieran por las armas, como ocurrió a lo largo del siglo XIX. Ahora, gracias a este Ejército, se resolvían pacíficamente por medio de las urnas. El ejército, nunca más estuvo en peligro de rebelión contra el poder civil, al contrario, fue un ejemplo de estabilidad política en el siglo XX en comparación con los golpes y dictaduras militares en gran parte de Latinoamérica.”

Bernardo Ibarrola consideró baja la posibilidad de que la élite militar tenga la tentación de desempeñar funciones no militares en un ejército profesional. “Están ocupados en su mundo. Salir de su esfera los pone en riesgo. Por eso abogan por una estructura legal, política, a la cual inscribirse y seguir trabajando”, explicó el historiador de la UNAM.

Finalmente, respecto a la militarización del país, Daniel Santander rechazó esta idea y la comparó con las misiones de las fuerzas armadas en caso de desastres naturales: no he escuchado en ninguna parte que la protección civil esté militarizada a pesar de la larga tradición del Plan DN-III-E ¿En la protección civil sí pueden participar las Fuerzas Armadas, pero no en la Guardia Nacional o la seguridad interior?.