En el Buque Escuela, a los marinos se les adiestra en el arte de navegar en la mar, con el viento, a pleno Sol y en noches estrelladas, con base en la más sólida de las tradiciones marineras: velas y cabos, el conocimiento de los cielos, así como saber fijar el rumbo con un sextante, un instrumento de navegación astronómica que mide la separación angular entre dos objetos, y con el cual es posible fijar la latitud en la que se encuentra el observador.