El 2022, se inaugura en un entorno de alta incertidumbre para la seguridad mundial. Tras dos años de pandemia por COVID-19, las consecuencias económicas y sociales continúan representando un problema crítico para el mundo. En materia económica, el aumento de los precios de las materias primas, la inflación, el desempleo, desajustes monetarios, intervencionismo cibernético, las amenazas de conflictos bélicos, incluyendo la deuda más alta que ha generado el sistema financiero mundial, son serias complicaciones para facilitar una pronta recuperación. A esto se deben sumar otros procesos, como los desequilibrios del mercado laboral, el proteccionismo y la ampliación de las brechas digitales, educativas y de habilidades que podrían dividir al mundo.